Y a veces, solo necesitamos una sonrisa alta al mundo para sentirnos libres. Frenarnos en seco , respirar y gritar por dentro ( porque a los primeros a los que nos tiene que quedar claro es a nosotros mismos ) : ¡ aquí estoy yo !
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Hay muchas formas de sentirse libre. Incluso estoy segura de que cada uno de nosotr@s tendrá ese momento , ese lugar o ese recuerdo al que puede aferrarse con fuerza y ver el mundo desde otra perspectiva porque es cierto que las cosas cambian según el ángulo desde que las mires.
En la moda, pasa un poquito lo mismo y es que no dejar de ser una forma de expresión . Un reflejo de nosotros mismos, de nuestros gustos, de lo que nos ha deparado el día o tal vez de las ganas que tenemos de hacerle frente.
Cada look es bandera de un país que empieza y acaba por tí . Una forma de representación tan exacta que puede que por eso a veces nos mostremos dubitativos y desechemos ese vestido que con tanta ilusión compramos pero que lleva olvidado en un cajón infinitos días por el miedo al qué dirán.
Y ahí está un gran error. Las opiniones solo son palabras a las que le atribuimos el valor que nosotros mismos queremos , pero … ¿por qué no lo dejamos simplemente en eso ? . Dejémoslas en un batiburrillo de consonantes y vocales que han salido de bocas deseosas de ponerse ese vestido .
La libertad se ve reflejada en tantísimos aspectos que mencionarlos sería casi imposible pero sí que hay algo posible, asegurarnos de que somos libres en cada uno de ellos. ¿ Cómo ? siendo nosotros mismos a la máxima expresión , y en lo que refiere a la moda puede ser vistiendo un saco de patatas o un vestido de inspiración hippie como el que os enseño hoy.