¡Buenos días bonit@s!
Comenzamos nueva semana con un post donde el único protagonista es un vestido y primero de todo me gustaría aclarar algo.
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Querido lector/a, estoy segura de que te darás cuenta de que en la mayoría de las fotografías que os muestro a continuación aparezco con los ojos cerrados. Pues bien, no es porque ese día me durmiese mientras andaba o porque los párpados se me pegasen tras varias noches en vilo. La mezcla de viento y sol asturiano imposibilitó cualquier foto en la que no pareciera que guiñase ambos ojos al horizonte o cualquier otra cosa. Aún así y casi segura que sin saber por qué, tienen cierto encanto que me gustan y es por ello que me atreveré a postearlas.
Y sin más dilación , el vestido.
Ya es más que sabido que las flores ocupan una parte importante de mi armario. Me gustan mucho este tipo de estampados que considero alegres con un cierto aire como de frescura ( entiéndame, es metafórico ) y una sensación de positivismo y verano que va impregnada en la propia prenda ( sigo metafórica ).
Además, otro de los detalles que me tiene completamente eclipsada es el largo. No os imagináis lo mucho que me gustan los vestidos largos y si tienen cola o arrastran un poquito mucho mejor ( aunque también es verdad que limpiar esos bajos después es toda una odisea ).
El otro día fantaseaba con la fiesta perfecta y , entre otras muchas cosas, imaginaba a todas las chicas con diferentes vestidos de este estilo. Largos con un escote cuanto menos seductor pero sin romper esa línea chic , con la cintura bien marcada y con la recreación de una silueta que se ve favorecida la mires por donde la mires.
Y ya puestos a hablar de detalles, hablemos del color. El color azul , asociado desde tiempos inmemorables a la realeza , la ambición y la alta condición social , se ha convertido en un fondo de armario indispensable tan versátil como nuestra imaginación quiera .
Elegancia es el resultado de sentidos exactos y refinados. «Cartas a su hijo»